Si desea liberarse de los sufrimientos del nacimiento y la muerte que ha venido soportando desde el tiempo sin comienzo, y manifestar sin falta una iluminación insuperable en esta existencia, debe percibir la verdad mística que existe en todos los seres vivos en forma inherente y primigenia. Esta verdad es Myoho-renge-kyo. Por lo tanto, recitar Myoho-renge-kyo le permitirá aprehender la verdad mística que existe de manera innata en todas las formas de vida.
El Sutra del loto es el rey de los sutras, verdadero y correcto tanto en su texto como en sus principios. Sus palabras son la realidad suprema, y esa realidad es la Ley Mística (myoho). Se la llama Ley Mística porque revela el principio de la inclusión mutua entre todos los fenómenos y cada instante vital. Este sutra es, por lo tanto, la sabiduría de todos los budas.
La vida, a cada momento, abarca el cuerpo y la mente, el sujeto y el mundo circundante de todos los seres animados en los diez estados, y también de los seres inanimados en los tres mil aspectos, entre los cuales se cuentan las plantas, el cielo, la tierra y hasta las ínfimas partículas de polvo. La vida, a cada instante, impregna por completo el mundo de los fenómenos y se revela en todos ellos. Tomar conciencia de este principio es, en sí, la relación mutuamente incluyente que hay entre todos los fenómenos y la vida a cada instante. Sin embargo, aunque recite Nam-myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley está fuera de usted, no está abrazando la Ley Mística, sino una enseñanza inferior. «Enseñanza inferior» se refiere a todas las que no son este Sutra [del loto], que constituyen doctrinas introductorias y provisionales. Ninguna enseñanza introductoria o provisional conduce directamente a la iluminación, y sin un camino directo hacia la iluminación usted no podrá lograr la Budeidad, aunque practique existencia tras existencia durante kalpas incontables. En tal caso, lograr la Budeidad en esta existencia resulta imposible. Por lo tanto, cuando entone myoho y recite renge,1 debe hacer surgir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida.
Jamás piense que están fuera de usted mismo ninguna de las ochenta mil enseñanzas sagradas que predicó el buda Shakyamuni a lo largo de su vida, o que predicaron los budas y bodhisattvas de las diez direcciones y de las tres existencias del pasado, presente y futuro. A menos que perciba la verdadera naturaleza de su vida, practicar las enseñanzas budistas no lo aliviará de los sufrimientos del nacimiento y la muerte. Si busca la iluminación fuera de usted mismo, terminará siendo en vano incluso que realice diez mil prácticas o diez mil actos virtuosos. 4Es como el caso de un hombre pobre que pasa los días y las noches contando el dinero de su vecino, pero no gana para sí mismo ni media moneda. Por eso, el comentario de la escuela T’ien-t’ai señala: «Sin percibir la naturaleza de su propia vida, uno no puede erradicar sus graves faltas».2 Este pasaje implica que nuestra práctica se convertirá en una dolorosa e interminable austeridad, si no percibimos la naturaleza de nuestra propia vida. Y por tal motivo, a este tipo de estudiosos del budismo se los condena como «no budistas». En Gran concentración e introspección, se dice que, aunque estas personas estudien el budismo, sus ideas no difieren de las que postulan los no budistas.
Ya sea que invoque el nombre del Buda,3 recite el sutra o simplemente ofrende flores e incienso, todos sus actos virtuosos sembrarán en su vida beneficios y plantarán en ella las raíces del bien. Con esta convicción debe esforzarse en la fe. El Sutra Vimalakirti dice que cuando uno busca la emancipación de los budas en la mente del ser humano común, descubre que las personas comunes son entidades de la iluminación, y que los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana. Asimismo, afirma que si el corazón de las personas es impuro, su tierra también lo es, pero que si su corazón es puro, igualmente puro es el sitio en que viven. No existen, en sí mismas, una tierra pura y otra impura; la diferencia sólo reside en el bien y el mal que hay en nuestro interior.
Lo mismo ocurre con un buda y un ser humano común. Se denomina persona común a la que vive en la ilusión, pero cuando esa persona está iluminada, pasa a llamarse buda. Es como el caso de un espejo percudido, que, una vez lustrado, refulge como una joya. Una mente nublada por las ilusiones provenientes de la oscuridad fundamental de la vida es como un espejo percudido; pero una vez pulida, sin falta se convierte en un espejo impecable, que refleja la naturaleza esencial de los fenómenos y el verdadero aspecto de la realidad. Haga surgir una profunda fe y lustre su espejo día y noche, con ahínco y esmero. ¿De qué manera lustrarlo? Tan sólo entonando Nam-myoho-renge-kyo.
Ahora bien, ¿qué significa myo? Es sencillamente la naturaleza insondable de nuestra vida, momento a momento, que la mente es incapaz de comprender y las palabras no alcanzan a expresar. Cuando examinamos nuestra mente en cualquier instante, no percibimos en ella forma o color alguno que nos permitan confirmar su existencia. Y, sin embargo, tampoco podemos decir que no exista, ya que en forma constante nos surgen pensamientos dispares. Por eso, no podemos afirmar que la mente existe, pero tampoco que no existe. La vida es, sin duda, una realidad inescrutable, que trasciende las palabras y los conceptos de existencia o no existencia; no es existencia ni no existencia, y sin embargo exhibe las cualidades de ambas. Es la entidad mística del Camino Medio, la realidad suprema. Myo es el nombre que se le da a la naturaleza mística de la vida, y ho, el que reciben sus manifestaciones. Renge, que significa «flor de loto», se emplea para simbolizar el prodigio de esta Ley. Si entendemos que nuestra vida, en este momento, es myo, también entenderemos que nuestra vida, en otros momentos, es la Ley Mística.4 Esta comprensión es el kyo o sutra místico. El Sutra del loto es el rey de las enseñanzas, el camino directo hacia la iluminación, pues explica que la entidad de nuestra vida —que a cada momento manifiesta el bien o el mal— fundamentalmente es la entidad de la Ley Mística.
Si usted recita Myoho-renge-kyo con profunda fe en este principio, es seguro que logrará la Budeidad en esta existencia. Por eso, el sutra señala: «Cuando 5yo haya pasado a la extinción, deberéis aceptar y mantener este sutra. Quien lo haga accederá al Camino del Buda con toda certeza y sin ninguna duda».5 Nunca dude en lo más mínimo.
Respetuosamente.
Mantenga su fe y logre la Budeidad en esta existencia. Nam-myoho-renge-kyo, Nam-myoho-renge-kyo.
Nichiren