Le agradezco profundamente la visita que me ha hecho y su continua preocupación por las numerosas persecuciones que me han acaecido. No lamento tener que enfrentar hostigamientos tan severos como devoto del Sutra del loto; aunque debiese repetir muchas veces el ciclo de nacimiento y muerte, ninguna existencia sería tan afortunada como esta. [Si no fuera por estas tribulaciones,] podría haber seguido viviendo en los tres o cuatro malos caminos. Pero ahora, para mi inmenso gozo, sé que cortaré el ciclo de las aflicciones del nacimiento y la muerte, y obtendré el fruto de la Budeidad.
Por haber difundido incluso la enseñanza teórica de los «tres mil aspectos contenidos en cada instante vital», expuesta en la primera mitad del Sutra del loto, T’ien-t’ai y Dengyo se vieron expuestos al odio y a la envidia. En el Japón, Dengyo transmitió esta doctrina a Gishin, Encho, Jikaku y otros que, a su vez, la propagaron. El decimoctavo prior de la escuela Tendai fue el gran maestro Jie, quien tuvo muchos discípulos; entre ellos, cuatro llamados Danna, Eshin, Soga y Zen’yu. En ese momento, la enseñanza se dividió en dos: el administrador sacerdotal Danna transmitió los estudios doctrinales, mientras que el supervisor sacerdotal Eshin estudió las prácticas referidas a la meditación. Pero los primeros y las segundas son tan distintos entre sí como el sol y la luna; los estudios doctrinales son superficiales, mientras que las prácticas meditativas son profundas. De esta manera, la enseñanza expuesta por Danna es amplia pero superficial, mientras que la doctrina de Eshin es limitada pero profunda.
Aunque la enseñanza que hoy estoy transmitiendo parezca limitada, en realidad es profunda en extremo, porque va mucho más allá de todo lo expuesto por T’ien-t’ai, Dengyo y otros maestros. Se refiere a las tres cuestiones importantes1 contenidas en el capítulo «Duración de la vida» de la enseñanza esencial. Practicar sólo los siete caracteres de Nam-myoho-renge-kyo parecerá limitado, pero como son el maestro de todos los budas del pasado, presente y futuro, el mentor de todos los bodhisattvas de las diez direcciones y el guía que permite a todos los seres vivos transitar el Camino del Buda, en realidad se trata de una práctica profunda.
El sutra señala: «La sabiduría de los budas es infinitamente profunda e inmensurable».2 Aquí, cuando habla de los «budas» está aludiendo a todos los budas de las diez direcciones y del pasado, presente y futuro, desde Mahavairochana El Que Así Llega, de la escuela Palabra Verdadera, y Amida, de la escuela Tierra Pura, hasta los budas y bodhisattvas de todas las escuelas y todos los sutras, a todos 337los budas del pasado, presente y futuro, y a Shakyamuni El Que Así Llega actual. Y el sutra habla de la sabiduría de todos estos budas.
¿Qué significa esta «sabiduría»? Es la entidad del verdadero aspecto de todos los fenómenos y de los diez factores de la vida que conducen a todos los seres a la Budeidad. Pero ¿qué es, entonces, dicha entidad? Es Nam-myoho-renge-kyo. Un comentario dice que el profundo principio del verdadero aspecto es el Myoho-renge-kyo inherente desde el origen.3 Se nos dice que el verdadero aspecto de todos los fenómenos también son los dos budas Shakyamuni y Muchos Tesoros [sentados juntos, lado a lado, en la Torre de los Tesoros]. «Todos los fenómenos» corresponde a Muchos Tesoros, y «verdadero aspecto», a Shakyamuni. Estos son, además, los dos elementos de realidad y sabiduría. Muchos Tesoros es la realidad, y Shakyamuni, la sabiduría. Y es, también, la iluminación de comprender que la realidad y la sabiduría son dos cosas, pero sin ser dos.
Todas estas son enseñanzas primordiales. También corresponden a lo que se conoce como «los deseos mundanos son la iluminación» y «los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana». Entonar Nam-myoho-renge-kyo durante la unión física del hombre y la mujer es, sin duda, lo que se conoce como «los deseos mundanos son la iluminación» y «los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana». Este último principio sólo existe en la comprensión de que la entidad de la vida, a través de su ciclo de nacimiento y muerte, no nace ni es destruida. El Sutra Sabio Universal señala: «Sin tener que erradicar los deseos mundanos ni separarse de los cinco deseos, ellos pueden purificar todos sus sentidos y erradicar sus faltas». En Gran concentración e introspección se dice: «La ignorancia y el polvo de los deseos son la iluminación, y los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana». El capítulo «Duración de la vida» del Sutra del loto afirma: «Mi pensamiento constante es cómo hacer para que los seres vivos accedan al Camino supremo y rápidamente adquieran el cuerpo de un buda». En el capítulo «Medios hábiles» se lee: «Las características del mundo operan en forma continua». Con seguridad, estas declaraciones se refieren a tales principios. Por eso, lo que llamamos «entidad» no es otra cosa que Nam-myoho-renge-kyo.
Fue este Sutra del loto tan augusto y preciado lo que, en existencias pasadas, puse bajo mis rodillas, desprecié y desdeñé con repugnancia, y en lo cual me negué a creer. De una u otra forma, me burlé maliciosamente de aquellos que, habiendo estudiado las enseñanzas del Sutra del loto, las transmitían aunque fuera a una sola persona, y mantenían viva la Ley. Además, hice cuanto me fue posible para impedir que las personas abrazaran ese sutra, afirmando que les sería mejor descartarlo por un tiempo, porque aunque podría ser una práctica apropiada para su próxima existencia, en esa les resultaría demasiado difícil. Este tipo de actos contra la Ley son la causa de las muchas persecuciones severas que he tenido que sufrir a lo largo de mi vida. Por haber despreciado antes el Sutra del loto, de todos los sutras la enseñanza suprema, hoy soy objeto de desprecio y mis palabras no son debidamente escuchadas. El capítulo «Parábolas y semejanzas» dice que aunque uno intente con sinceridad ganarse la amistad de los demás, la gente no se preocupará por uno ni lo tratará con amabilidad.
No obstante, usted decidió ser un devoto del Sutra del loto y, a raíz de ello, ha tenido que sufrir graves persecuciones. Y, además, ha acudido en mi ayuda. En el capítulo «Maestro de la Ley», el Buda afirma que él se valdrá de conjuros y enviará 338cuatro clases de creyentes —sacerdotes, monjas, laicos y laicas— [para asistir a los maestros de la Ley]. Si los «laicos» mencionados aquí no se refieren a usted, ¿a qué otra persona podrían hacer alusión? Usted, además de prestar oídos a la Ley, creyó en ella y, desde entonces, ha mantenido firme su fe sin desviarse. ¡Qué maravilloso! ¡Qué extraordinario! En tal caso, ¿podría haber dudas de que soy el maestro de la Ley del Sutra del loto? Tal vez también me parezca al «enviado de El Que Así Llega», pues estoy llevando a cabo «su tarea».4 Ya casi he propagado los cinco caracteres del daimoku que le fueron encomendados al bodhisattva Prácticas Superiores, cuando los dos budas se sentaron juntos en la Torre de los Tesoros. ¿Acaso no significa esto que soy un enviado del bodhisattva Prácticas Superiores? Es más, usted, como devoto del Sutra del loto y siguiéndome a mí, les ha hablado a otras personas acerca de esta Ley. ¿Qué otra cosa podría ser esto sino la transmisión de la Ley?
Mantenga siempre la fe en el Sutra del loto. Es imposible extraer fuego del pedernal si uno se detiene en mitad del intento. Haga surgir el inmenso poder de la fe, para que todos los habitantes de Kamakura, de alta y de baja estirpe, y todo el pueblo del Japón, cuando hablen de usted lo llamen «¡Shijo Kingo, Shijo Kingo de la escuela del Loto!».5 Hasta la mala reputación de las personas echa a correr por todos lados; así que la buena reputación se extenderá muchísimo más, en especial si se debe a la fe en el Sutra del loto.
Explíquele todo esto también a su esposa, y trabajen juntos como el sol y la luna, como los ojos, como las dos alas de un ave. Iluminados por el sol y la luna, ¿podría su camino estar envuelto en la oscuridad? Con dos ojos, sin duda usted verá los rostros de Shakyamuni, Muchos Tesoros y los budas de las diez direcciones. Y con un par de alas, sin falta podrá remontar vuelo, en un instante, hasta la Tierra de los Tesoros de la Luz Tranquila. Volveré a escribirle más detalladamente en otra ocasión.
Con mi profundo respeto,
Nichiren
En el segundo día del quinto mes.
Respuesta a Shijo Kingo
Antecedentes
En el cuarto mes del noveno año de Bun’ei (1272), Shijo Kingo viajó desde Kamakura a la isla de Sado para visitar a Nichiren Daishonin. Kingo era un samurái que prestaba servicio a la familia Ema, una rama del clan gobernante Hojo. El viaje a Sado era muy largo y agotador, e implicaba recorrer un tramo en bote por el mar del Japón. Para hacer una travesía como esa, Kingo debía ausentarse de sus deberes en Kamakura durante más de treinta días.
En el quinto mes de ese mismo año, poco después de que Shijo Kingo regresara a su hogar, Nichiren Daishonin le escribió esta carta en agradecimiento por su visita.
Aquí, el Daishonin le explica el poder de Nam-myoho-renge-kyo desde la perspectiva de profundos principios budistas como la fusión de la realidad y la sabiduría, y la inseparabilidad entre los deseos mundanos y la iluminación. Aunque el budismo Hinayana enseña que erradicar los deseos mundanos es una condición para poder lograr la Budeidad, el Mahayana —y, en especial, el Sutra del loto— enseñan que los deseos mundanos y la iluminación son inseparables. Y la razón estriba en que ambos son funciones o expresiones de la vida; es decir que tienen la misma fuente u origen.
339Nichiren Daishonin enseña que cuando uno basa su vida en Nam-myoho-renge-kyo, los deseos mundanos obran naturalmente en bien de su felicidad y de la dicha ajena. El gran poder de Nam-myoho-renge-kyo, positivo y creativo por naturaleza, dirige la energía de nuestros deseos mundanos hacia la felicidad y la creación de valor para todos. Así pues, cuando uno entona el daimoku, «los deseos mundanos son la iluminación».
Hasta el noveno mes de 1271, cuando el gobierno perpetró un intento de ejecución contra Nichiren Daishonin en Tatsunokuchi, este había adoptado el papel del bodhisattva Prácticas Superiores, el devoto cuya aparición estaba predicha en el Sutra del loto. Había dedicado todo su tiempo a enseñar la esencia del sutra y a propagar la fe. Pero después de Tatsunokuchi reveló su verdadera identidad: la del Buda inseparable de la Ley suprema de Nam-myoho-renge-kyo. En esta carta, el Daishonin enseña el significado del daimoku desde el punto de vista del Buda que abre el Camino de la Budeidad a todo el género humano.
Primero, señala que enfrentar persecuciones como devoto del Sutra del loto es una inmensa alegría para él, porque es la forma segura de manifestar la Budeidad. «Aunque la enseñanza que hoy estoy transmitiendo parezca limitada, en realidad es profunda en extremo, porque va mucho más allá de todo lo expuesto por T’ien-t’ai, Dengyo y otros maestros», afirma. Revela que la Ley suprema de todos los budas no es otra que Nam-myoho-renge-kyo.